EL TAL AMOR PROPIO

Cuando me dicen en consulta “Necesito trabajar en mi amor propio”, les pregunto ¿qué pasaría si te amaras más?, aparecen cosas como: “terminaría esta relación”, “me dedicaría lo que me gusta”, “pondría límites a mi familia”, “sería más yo”, “tomaría X decisión”, “haría más de esto”, “haría menos de aquello”, etc. y siento como si estuvieran esperando una operación mental -o de corazón- que les permita salir por esa puerta listos para vivir como si se amaran. Esto suele suceder con muchos motivos de consulta hoy en día, las personas quieren alcanzar un resultado pero evitar el proceso, quieren llegar en trampolín a la meta sin recorrer el camino, no quieren hacer lo que saben que tienen que hacer para sufrir menos o para estar mejor.

Si tuvieras un invitado MUY especial:
¿Como arreglarías tu casa?, ¿Qué comida le prepararías?, ¿Como te arreglarías? ¿Qué planes propondrías hacer?, ¿Cómo lo escucharías y le hablarías?, ¿Como atenderías sus necesidades y deseos?
Ahora, ¿Cómo cambia todo esto cuando el único invitado de tu casa eres tú mismo?
Amar es un verbo, implica un hacer, continuo. Recordemos el amor de El Principito por su rosa, aquella a la que decidió dedicarle tiempo, cuidar, tratar como a alguien especial -la más especial-. Muchas personas quieren experimentar el amor propio -como sentimiento- pero no quieren amarse – con acciones, pues implica esfuerzo y compromiso. Nos ponemos pruebas constantes para ganarnos nuestro propio amor y nos subimos cada vez más la vara, buscamos razones que justifiquen que nos merecemos el buen trato, la palabra amorosa, el acto compasivo, y yo personalmente lo veo al revés: El punto de partida es tratarnos con amor incluso aunque aún no nos amamos como quisiéramos.

Como el amor es un verbo, se produce, se cultiva, se cuida; implica un proceso y muchas elecciones durante ese proceso. No se pasa del no-amor al amor como si de un interruptor se tratara. Hay muchos buscando alguien que encienda o repare el interruptor para que mágicamente aparezca el sentimiento de amor que los impulse a actuar diferente frente a sí mismos. Repito, es al revés: necesitamos actuar diferente, amarnos como verbo – haciendo y dejando e hacer- y en el proceso de cuidarnos vamos aprendiendo a amarnos.
Es por esto que prefiero el concepto de autocompasión que el de amor propio, y aclaro: NO es autoindulgencia. Resueno más con la propuesta de tratarme amable y respetuosamente incluso a pesar de lo que no me gusta de mí, así haya partes de mí que no ame. Me gusta la invitación de Kristin Neff a tratarnos con la misma amabilidad y comprensión que ofreceríamos a un amigo en momentos de
dificultad. Este enfoque disminuye el estrés y la culpa asociados al ideal inalcanzable de amarse a uno mismo en su totalidad y tiempo completo; es un enfoque más realista para mejorar nuestra relación con nosotros mismos.
Ahora, si amar es un verbo, ¿Qué haces y/o vas a hacer para amarte?.

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1 pensamiento sobre "EL TAL AMOR PROPIO"

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Alejandra

Que bonito verlo de esta manera, “tener autocompasión”. Desde muy pequeños nos enseñan que debemos ser amables con otras personas, respetar a otras personas, amar a nuestro prójimo incondicionalmente, olvidando por completo que tenemos que comenzar por nosotros mismos para poder brindarle lo mismo los demás. Excelente artículo.

September 5, 2024 at 18:04pm

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