PROCRASTINAR

 

Por Juanita Gómez Peláez

Psicóloga Clínica– Terapeuta DBT – Mindfulness
IG: @psicologa.juanitagomez

 


Muchas veces, el miedo que nos produce enfrentarnos a las respuestas de esas preguntas es tan grande que preferimos ni intentarlo, optamos por postergar la tarea prefiriendo incluso asumir el alto costo físico, mental y emocional  de tener un “pendiente” (porque todos sabemos lo tedioso que es un pendiente dando vueltas en la cabeza, ¿verdad?).

La procrastinación es una trampa que funciona así: cuando estamos próximos a enfrentar esa tarea difícil que nos produce miedo (u otra emoción desagradable), se incrementa la ansiedad y el malestar y entonces viene la idea de aplazar: “mejor no”, “mejor más tarde”, “otro día empiezo”, “aún no estoy listo”, “voy a hacer esto otro primero”; y entonces el malestar baja. Lo que hacemos es elegir la gratificación instantánea a costa de sacrificar la gratificación del mediano o largo plazo que tendríamos si lleváramos a cabo la tarea. Muchas veces eso que aplazamos es algo importante para nosotros, valioso, relacionado con nuestras metas y propósitos, entonces al enfrentarnos con el hecho de no haberlo realizado aparece la culpa, el autocastigo, y nuevamente la ansiedad de que está “pendiente” por hacerse. 

Desde esta culpa nos decimos entonces “¡Ahora sí! No más procrastinación, ¡voy a hacerlo!” y empezamos a acercarnos y prepararnos para enfrentarnos a la tarea, pero justo cuando estamos próximos a enfrentarla el malestar vuelve y sube y entonces caemos en la trampa de procrastinar una vez más a cambio del bienestar momentáneo que nos produce no tener que enfrentarla ahora. Como ven, es un círculo vicioso que se repite una y otra vez y que tiene varias consecuencias negativas.

Por un lado, empezamos a ver esa tarea cada vez más difícil, más lejana, más miedosa porque al aplazarla en el tiempo “agrandamos” la distancia entre nosotros y la meta y entonces creemos que “si no he sido capaz de hacerlo en todo este tiempo que llevo tratando, es porque es verdaderamente difícil”. Esto es una distorsión de la mente que logra aumentar el nivel de ansiedad asociada a la tarea. Por otro lado, procrastinar afecta la imagen que tenemos de nosotros mismos, al repetirse este círculo vicioso empezamos a etiquetarnos de “indisciplinados”, “vagos”, “perezosos”, “cobardes”, “incompetentes”, entre otros juicios negativos que afectan nuestra autoestima y convierten nuestro diálogo interno en uno invalidante y hostil.

Al repetirse ese ciclo en el tiempo y fallar a nuestra palabra una y otra vez, no sólo nos desmotivamos cada vez más frente a la tarea sino que se deteriora la confianza en nosotros mismos, dudamos sobre nuestra capacidad de cumplir compromisos, promesas y propósitos porque hemos recolectado una buena cantidad de evidencia de que “no somos capaces” de lograr cosas aunque nos lo propongamos. Por último, procrastinando perdemos una gran cantidad de tiempo valioso haciendo cosas insignificantes, innecesarias, carentes de sentido, en lugar de cosas valiosas o incluso simplemente disfrutando la vida.

Entonces, frente a esa tarea, actividad o meta que vienes aplazando pregúntate ¿Cuál es el miedo? (o miedos) y hazte cargo, busca ayuda si es necesario, pero NO caigas en la trampa de alejarte de lo que le da sentido a tu vida haciendo cosas sin sentido. No aplaces tu WHY para hacer cosas sin WHY.

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1 thought on “PROCRASTINAR

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Daniela

Puff! No sabía lo que necesitaba leer esto, hasta que me llegó el correo con esta nota y me llamó la atención su asunto ¿Miedo o pereza? … Sin duda, nuestra cabeza más de una vez nos pone trabas que sólo existen ahí y son creada por el miedo y/o el que dirán 🙃 Gracias por compartir ✨

August 13, 2024 at 23:45pm

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