PASIÓN VS. PROPÓSITO

Por Juanita Gómez Peláez

Psicóloga Clínica
Terapeuta DBT - Mindfulness
@psicologa.juanitagomez

Es común escuchar que hoy en día se hable de pasión y propósito como si ambos conceptos se refirieran a lo mismo “Encuentra tu pasión”/“Busca tu propósito”, “¿Qué es lo que te apasiona en la vida?”/ “¿Cuál es tu propósito de vida?”. Sin embargo,  pasión y propósito son cosas distintas y a continuación te cuento por qué.

Lo primero a lo que quiero invitarlos es a cuestionar esto de “LA” pasión o “EL” propósito, como si sólo pudiera existir uno de cada uno. Lo que he podido ver tanto en mi experiencia personal como profesional es que este imaginario de que todos tenemos una pasión y un propósito oculto, encriptado -y que nuestra misión es descubrirlo- genera ansiedad más que otra cosa.

Si nos vamos al significado de pasión -no de LA pasión- encontramos que este concepto se refiere a una especie de amor, devoción, preferencia o predilección muy fuerte hacia algo o alguien. La pasión es emoción y podemos sentirla por una persona, un hobby, un deporte, una actividad, una profesión, entre otras. Y, aclaro, podemos sentirnos apasionados por varias cosas: alguien puede sentir pasión por el rock y por el futbol, otro puede sentir pasión por ser padre de familia y por viajar, etc.

Hablamos también de personas “apasionadas” para referirnos a un rasgo de personalidad que caracteriza a aquellos que se conectan de manera profunda e intensa con las distintas cosas que hacen en la vida; que le ponen entusiasmo, ímpetu, determinación a las tareas, metas y proyectos en los que se involucran.

Cuando nos preguntan cuál es nuestra pasión o nos invitan a que la encontremos, suele aparecer un imaginario y una expectativa de que tiene que haber una sola: superior, potente, clara; y además, una presión por descubrirla o encontrarla. Por eso vuelvo y retomo la invitación inicial a que hablemos de pasiones en lugar de hablar de la pasión.

Ahora, cuando buscamos la definición de propósito nos encontramos con conceptos como intención, deseo, meta, objetivo o finalidad. Pero, ocurre lo que les planteaba anteriormente de que ante la pregunta por EL propósito de vida aparece ansiedad, presión, expectativas, etc. que terminan desconectándonos de esa búsqueda con lo que nos conecta, nos mueve y le da sentido a nuestra vida. Aquí, entendemos el “WHY” como esa brújula que le da norte y dirección a nuestra vida, que se conecta con nuestra esencia y que va más allá de propósitos puntuales, tiene que ver con aquello que le da sentido y valor a nuestra vida.

Podemos tener múltiples propósitos en paralelo en las distintas áreas de nuestra vida, como por ejemplo: Alguien puede tener el propósito de ser abogado Y el de contribuir a la preservación del medio ambiente Y el de velar por el bienestar de su familia; otra persona puede tener el propósito de inspirar a otros a través del arte Y de recorrer un camino espiritual para vivir una vida auténtica; así como puede también haber alguien que sienta que tiene claro un único propósito como: contribuir a disminuir la pobreza, ser el presidente de una compañía, emprender, o llenar un estadio. Todo se vale, recuerden: no hay única forma válida de vivir, ni de sentir, ni de tener propósitos.

Para visualizar la diferencia entre propósito y pasión me remito a esta metáfora que escuché alguna vez: Si quieres encender una fogata necesitas poner una base -que. En este caso sería el propósito- y después, encenderla con un fósforo/cerilla – que sería la pasión; se necesitan ambas cosas para que el fuego arda. Si la llama se apaga tendrías que buscar otra cerilla pero, si no hay una base sólida tarde o temprano se extinguirá el fuego. Ahora, ¿quién nos dijo que cada persona tiene derecho a encender una sola fogata?.